Cuando el trabajo artístico no es separable del terapeútico.
La actividad artística favorece la aparición de un espacio abierto al cambio. Cuando este espacio se convierte en espacio terapéutico se transforma en un lugar para la creación de nuevas vías de posibilidad vital. La actividad artística como forma de expresión genuina del ser humano se encuentra presente en casi todas las culturas desde tiempos inmemoriales. Si bien su práctica a menudo ha sido vinculada a la locura, numerosos estudios apuntan a colegir que la actividad creadora resulta ser un “protector” de la salud mental, más que un “desencadenante”, y que su práctica es posible no gracias a la enfermedad sino a su pesar. Quizás por esto aquellos artistas más cercanos al padecimiento psíquico encontraron en el arte una forma de vida, una vía de alivio del sufrimiento.
En las últimas décadas del siglo XIX se pusieron de manifiesto ciertas ventajas que ofrecía a médicos y enfermos mentales el trabajo artístico, especialmente en dos aspectos: la comprensión diagnóstica, por cuanto de sus formas o de sus temáticas se desprendían elementos que se suponían específicos para cada enfermedad, y la llamada pintura psicopatológica, a través de la cual el enfermo conseguía salir de su hermetismo a través de una actividad que parecía serle gratificante.
Por otra parte, el estrechísimo vínculo que el arte había mantenido durante siglos con la figuración y el realismo empezó a debilitarse a partir del Romanticismo. El artista comenzó a tomar como modelo sus tormentosas batallas interiores y poco a poco fue necesitando de un lenguaje formal diferente, no sometido a la literalidad de los volúmenes, colores y luces que le presentaba la naturaleza; de esta forma se internó en el universo de la percepción, de las ensoñaciones, hasta desembocar en los paisajes plásticos más esenciales, formados únicamente por planos, trazos, colores, texturas...
En las últimas décadas del siglo XIX se pusieron de manifiesto ciertas ventajas que ofrecía a médicos y enfermos mentales el trabajo artístico, especialmente en dos aspectos: la comprensión diagnóstica, por cuanto de sus formas o de sus temáticas se desprendían elementos que se suponían específicos para cada enfermedad, y la llamada pintura psicopatológica, a través de la cual el enfermo conseguía salir de su hermetismo a través de una actividad que parecía serle gratificante.
Por otra parte, el estrechísimo vínculo que el arte había mantenido durante siglos con la figuración y el realismo empezó a debilitarse a partir del Romanticismo. El artista comenzó a tomar como modelo sus tormentosas batallas interiores y poco a poco fue necesitando de un lenguaje formal diferente, no sometido a la literalidad de los volúmenes, colores y luces que le presentaba la naturaleza; de esta forma se internó en el universo de la percepción, de las ensoñaciones, hasta desembocar en los paisajes plásticos más esenciales, formados únicamente por planos, trazos, colores, texturas...
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3 comentarios:
El arte es el lenguaje del alma, un filtro a espacio interno, una forma de estar concnientes de que somos creadores, en las expresions artisticas puede haber un desahogo, un estilo de vida que puede ser terapeutico
muy buen articulo
un abrazo grande
Max demian
hola ya colque el link hacia tu pagina desde http://elsonrry.blogspot.com/ y tambien con tus 2 paginas mas, saludos erdi!!
Me llamo Emilio González y soy Mediador Intercultural en Tenerife con jóvenes migrantes africanos.
Quiero saber algo más de las técnicas de arteterapia, puesto que creo que para mis críos de los centros de menores inmigrantes puede ser una actividad muy útil. Aparte soy animador sociocultural y cuentacuentos y siempre me ha llamado la atención ese tipo de actividades.
¿me podrían asesorar?. es que en Canarias a esas actividades son muy difíciles de acceder. gracias
Emilio
animaccion@gmail.com
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